Sucede

sucede que un día viene a cenar apollinaire y no hay nada en la nevera

sucede que nuestra conversación es gratis como propaganda a la salida del metro

sucede un arma corta calibre veintidós y un centímetro cúbico de carruseles belgas

suceden los maniáticos minutos los maniáticos segundos las maniáticas horas

sucede un aroma caliente en las calabazas de pentecostés

sucede un yacimiento de icebergs en la vajilla rota del último sueño

sucede el tic sucede el tac sucede veronal en los relojes viejos

sucede que hay alquimistas en las primeras lluvias

suceden pájaros trompeta mariposas rubias jóvenes anillos de leño

sucede un funicular entre la aurora boreal y los maizales del club paraíso

suceden altavoces de verbena en el deshielo de las pompas fúnebres

suceden vientos niños en las heladerías que soñó petrarca

sucede que al otro lado del teléfono vive acacia de madagascar

sucede la oreja del nautilus en el buzón de las nieves astutas

sucede un centavo de ruiseñor en el monedero de la dormición de la virgen

suceden lágrimas populares incompatibles con el binóculo

suceden manos que cuidan del esparto en el mausoleo de lenin

sucede el extintor de las rosas en el cortejo de las siemprevivas

sucede el apostolillo verde de los semáforos

sucede que voy a contarte las cosas de mi vida tal como eran

sucede un telegrama de nitroglicerina en tu lápiz de labios

sucede que yo te quiero un noventa por ciento más que tu novio

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