Los recomendados de Lautréamont

Con franqueza, yo creo que estamos todos medio muertos

Los que están en la cola del cine esperando la planicie de nieve

Los que acaban de arrancar el coche al salir de la Bolsa

Los que llevan ya un buen rato dormidos y sueñan que están vivos

Vaya epitafio: «No voy a disimularlo, estuve como un roble»

La cabeza de Sansón rodeada de chucrut en el platillo de Dalila

Se mire por donde se mire, el mandamás, la reina de Saba, Felipe II

Los que quitan espinas a los muslos de las rosas

La poesía no ha progresado ni un milímetro

Al contrario, ha retrocedido gracias a los mismos

Que con tanto mimo recomendaba Lautréamont:

Las Grandes Cabezas Fofas de nuestra época

El Mohicano Melancólico, el Hombre con Faldas

El Socialista Huraño, el Espectro Chiflado

El Mameluco de los Sueños de Alcohol

El Compadre de las Tinieblas, el Hermafrodita Circunciso

El Incomparable Despensero, el Cautivo del Diablo

El Suicida para Llorar, el Suicida para Reír

La Cigüeña Lacrimógena, el Tigre que Ruge

La Fúnebre Estaca Verde, el Imitador de Satán

El Petimetre Descamisado Intelectual

Y el Hipopótamo de las Selvas Infernales

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